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Foto del escritorJóvenes con trabajo digno

Jóvenes reclaman ser reconocidos como una oportunidad para el desarrollo del país.

Comunicado

Agosto 10, 2022

  • Jóvenes reclaman ser reconocidos como una oportunidad para el desarrollo del país: “Somos jóvenes oportunidad” subrayan

  • Exigen eliminar etiquetas discriminatorias que les cierran las puertas al trabajo

  • 1 de cada 5 ha recibido una negativa de trabajo por discriminación

  • Hay 32 millones de jóvenes; 2 de cada 10 buscan empleo y no lo encuentran. 8 de cada 10 que trabajan carecen de ingreso suficiente

Una nueva generación de jóvenes -mujeres y hombres- en la sociedad civil, exigieron al gobierno, a empleadores y a la sociedad dejar atrás los estigmas, prejuicios y etiquetas que carecen de fundamento y les cierran las puertas, en las escuelas, en el trabajo, y a veces hasta en las familias.


Bajo la consigna “No somos ninis, somos jóvenes oportunidad” representantes de la Alianza Jóvenes con Trabajo Digno, afirman que las etiquetas discriminatorias producen exclusión. Y que son una forma de violencia que le abre la puerta a más violencia. Señalan entre las principales formas de exclusión: la edad, la forma de vestir, los tatuajes, o circunstancias como su condición económica o complexión corporal.


Voceras de Jóvenes con Trabajo Digno exigen que las y los empleadores les abran las puertas del empleo bien remunerado y con derechos laborales a jóvenes, en lugar de seguir desperdiciando el bono demográfico: El país tiene 32 millones de jóvenes en su mayoría con una escolaridad superior a la de sus padres, pero la exclusión del trabajo afecta a 7.5 millones de jóvenes. Y quienes sí han conseguido empleo, trabajan en condiciones de precariedad: 10.8 millones no tienen ingreso suficiente para lo más básico y 9.4 millones carecen de acceso a salud y seguridad social.


Con motivo del Día Internacional de la Juventud, la Alianza Jóvenes con Trabajo Digno, organización que nació en esta fecha hace tres años, hizo un pronunciamiento que reclama cambiar la narrativa, dejar atrás las etiquetas discriminatorias y reconocer el potencial que la generación de jóvenes representa para el desarrollo del país.


No somos ninis, ni generación de cristal, ni de mazapán, las etiquetas son falsas pero su efecto es real: contribuyen a cerrar las puertas a millones de jóvenes en las escuelas, en el trabajo, y a veces hasta en las familias. Las etiquetas dañan a quienes las reciben y también a la sociedad en su conjunto: generalizan alrededor de prejuicios y niegan derechos, dicen el pronunciamiento dado a conocer en la conferencia de prensa virtual.


Hay datos de la Encuesta Nacional de Discriminación de INEGI y Conapred que muestran el alcance del problema: Casi una quinta parte de la población joven, es decir el 19 %, declaran haber tenido un incidente, donde sin razón aparente, se han negado derechos y el 36% percibe que en el país hay poco o nada de respeto a sus derechos.

Las personas jóvenes han padecido discriminación. Los diversos motivos que se identifica son; peso o estatura (34%), forma de vestir o arreglo personal (30%) o simplemente la edad (19%).


Ser joven no es sinónimo de irresponsabilidad. Y es que la sociedad comparte prejuicios y estigmas sobre las personas jóvenes que están muy arraigados: El 40% de la población justifica llamar a la policía cuando hay jóvenes reunidos en una esquina y el 60% está de acuerdo en que la mayoría de los jóvenes son irresponsables.


Hay jóvenes de Ecatepec, Tlatelolco y otras colonias de Monterrey que comentan que muchas veces prefieren no decir en una entrevista de trabajo dónde viven o sus lugares de origen pues les ha pasado que los empleadores no continúen con la entrevista y menos se interesen en sus competencias, explican.


Sucede lo mismo cuando se presentan con el cabello pintado de colores, tatuajes o perforaciones, elementos que forman parte de la expresión de identidad.


En el pronunciamiento las jóvenes evidencian la exclusión que sufren y las condiciones de precariedad laboral que prevalece entre mujeres y hombres jóvenes que ya trabajan.


Las personas jóvenes tienen mayores tasas de desempleo y exclusión del trabajo que los adultos. Y los que sí trabajan, la mayoría lo hacen en condiciones precarias: no tienen ingreso suficiente para lo más básico, no tienen acceso a seguridad social, y por lo tanto, tampoco acceso a servicios de salud, estancias infantiles, ahorro para el retiro, Infonavit y demás protecciones de la seguridad social.


Los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI muestran que:

  • En total, hay 7 millones 634 mil jóvenes excluidos del trabajo y fuera de la escuela.

  • 3.6 millones de personas jóvenes están desempleadas. La tasa de desempleo de las personas jóvenes es mayor que la de las personas adultas. Esto quiere decir que 19 de cada 100 jóvenes buscan empleo y no encuentran, mientras que para las personas adultas esta cifra es de 11 de cada 100.

  • Para las mujeres jóvenes la exclusión es aún peor. 24 de cada 100 están desempleadas, hablamos de 1.8 millones de mujeres desocupadas o totalmente disponibles para trabajar que no consiguen trabajo.

  • Además, hay 3.7 millones de mujeres jóvenes que ni siquiera tienen la oportunidad de salir a buscar un trabajo remunerado o continuar sus estudios por realizar tareas domésticas o de cuidados en su casa, sin remuneración.

  • Muchas personas jóvenes que sí tienen un empleo remunerado carecen de condiciones de trabajo dignas. Tienen trabajos precarios, informales, sin derechos laborales.

  • De los 15 millones y medio de jóvenes que trabajan, 10.8 millones no tienen ingreso suficiente para lo más básico y 9.4 millones carecen de acceso a salud y seguridad social.

  • Esto refleja la precariedad de la oferta laboral disponible para las juventudes y la importancia de tomar acción.

  • La situación de jóvenes en las zonas rurales es aún más difícil. Hay 3.3 millones de jóvenes ocupados en estos territorios. 2.7 millones tienen trabajos informales. Casi un millón, 949 mil jóvenes en zonas rurales no perciben ingresos por su trabajo.

¿Qué estamos haciendo desde la Alianza para cambiar esta situación?

Desde la Alianza se impulsa esta nueva narrativa sin estigmas ni etiquetas para promover el derecho al trabajo digno de las personas jóvenes.


La Alianza Jóvenes con Trabajo Digno promueve estrategias a favor de la inclusión económica de jóvenes buscando incidir en el sector privado y en las políticas públicas.

Por una parte, busca cambiar la cultura de las empresas y entidades empleadoras por medio del Decálogo para la inclusión laboral de jóvenes, que tiene 10 puntos que permiten identificar y revertir acciones discriminatorias como la exigencia de exámenes médicos, pruebas de embarazo o carta de antecedentes no penales o contratar jóvenes con base en la apariencia física en lugar de los méritos o las habilidades. Para ello ha establecido acuerdos con organismos que ofrecen certificaciones y reconocimientos, a fin de que se incluyan estas medidas en sus distintos, por ejemplo con Great places to work y el distintivo Empresa Socialmente Responsable (ESR) de CEMEFI, o la certificación de trabajo digno de la Secretaría del Trabajo.


Por otra parte, la Alianza busca promover políticas públicas efectivas para la inserción laboral de jóvenes, especialmente aquellos en contextos adversos: con pobreza, rezago educativo y carencias sociales, en diálogo con las autoridades.


Para ello, las organizaciones que conforman la Alianza promueven acuerdos con las empresas, para implementar programas de Formación Integral para el Trabajo que permiten a becarios del programa Jóvenes Construyendo el Futuro recibir capacitaciones y experiencias laborales bien diseñadas e intensivas para que desarrollen habilidades blandas, competencias digitales y técnicas alineadas a las necesidades de los empleadores, pues sólo la transferencia monetaria es insuficiente para mejorar su empleabilidad.


Esta oportunidad permite transformar las posibilidades de movilidad social de jóvenes con mayores obstáculos para encontrar un trabajo digno. Prevén impulsar al menos 10 programas de Formación Integral para el Trabajo (FIT) en la Ciudad de México y varios más en otras zonas del país.


Durante los próximos meses la Alianza Jóvenes con Trabajo Digno continuará impulsando espacios de diálogo con autoridades locales y con empresas en distintos lugares del país para abrir oportunidades de trabajo digno a jóvenes. Y buscará las formas para cambiar la narrativa y evitar etiquetas discriminatorias.


El texto del pronunciamiento de la Alianza Jóvenes con Trabajo Digno puede ser consultado completo aquí y la conferencia se puede ver en los canales de Facebook y YouTube de la Alianza Jóvenes con Trabajo Digno.



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